sábado, 8 de mayo de 2010

Análisis de aspectos sociológicos: La Bella y la Bestia






1. Descripción de los personajes

El príncipe: joven y apuesto. Puede tener todo lo que se proponga, y ello le hace muy egoísta, déspota y consentido. No sabe lo que es el amor ni muestra ningún tipo de sentimiento por los demás. Es muy superficial, pues se guía sólo por las apariencias (rechaza a la vieja hechicera, y se avergüenza cuando su aspecto ya no es atractivo). Por ello prejuzga a las personas, no dándoles la oportunidad de darse a conocer.

La hechicera: representa un concepto más abstracto, como puede ser la conciencia. Aparece primero mostrando un aspecto físico desagradable para desafiar al príncipe. Como este se porta mal con ella, se transforma en una mujer joven y hermosa, dispuesta a castigarle con algo que en el fondo el mismo príncipe se había buscado: vivir sólo y sin nadie que le quiera a no ser que esté dispuesto a cambiar. En la vida real, no aparecería ninguna hechicera para imponer este castigo, pero el príncipe acabaría viéndose solo debido a su actitud. La hechicera simplemente aparece para explicitar este mensaje y que sea comprendido más fácilmente por los niños.

2. Roles sociales. Estereotipos

Roles sociales estereotipados:
- Joven príncipe que vive en un inmenso castillo.
- La voz de la conciencia que aparece manifiesta en un personaje, lo que dará un giro a la historia.

Escenarios estereotipados:
- Un castillo que está en un país lejano.
- El caos se produce en una fría noche de invierno.

3. Valores y contravalores

Valores
- Amor
- Generosidad
- Esperanza

Contravalores
- Superficialidad/prejuicio
- Egoísmo

4. Mensaje que se transmite

En este caso, el mensaje transmitido es implícito en la historia, ya que no se define con palabras una moraleja al final, sino que a lo largo de toda la película de lo que se trata es de concienciar a los espectadores de ese mensaje, a través de los diferentes sucesos. Aquí claramente lo que se pretende transmitir es que la belleza está en el interior, que no se debe prejuzgar a la gente por su aspecto físico o la primera impresión que nos dé, sino que hay que dar una oportunidad para que cada uno se muestre como es, y una vez habiéndole conocido, formarse un juicio sobre esa persona. Pues en muchas ocasiones, las apariencias engañan.

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